Por Héctor Pérez, colaborador de Paraguay.
En su obra maestra Ser y Tiempo, publicada en 1927, Martin Heidegger se catapultó como el filosofó más emblemático e influyente del siglo XX.
Una de sus ideas más relevante y novedosas se basa en su teoría del «Dasein», que deriva de la unión del verbo en alemán «sein» que significa «ser» y «dan», cuya traducción es «ahí», es decir “ser ahí”. Con esta línea de pensamiento, deja de lado totalmente los pensamientos anteriores a él, cuyo centro es el conocimiento, el saber, tal como dicta la célebre frase de su antecesor René Descartes con su “Pienso, luego existo”.
Las teorías basadas en el conocimiento de alguna manera dividieron a la percepción de la existencia humana en sujeto y objeto, trasladando el foco y la importancia en los objetos, es decir, lo externo al sujeto. Así, quedaba de lado el «Ser», en otras palabras, quedaba de lado quien soy “Yo”.
Heidegger viene de alguna forma a recuperar la importancia de una o uno mismo en el tiempo, en mi presente y realidad contemporánea. Somos importantes en el mundo, somos seres únicos e irrepetibles aquí y ahora por encima de cualquier cargo, titulo, puesto.
El ser “iguales en nuestras diferencias” es uno de los pilares en el cual se proyecta APEX en sus Valores. Es tomar conciencia y comprensión de esto como una cultura de diversidad, la cultura APEX nos abre la invitación a crear, desde cada una y cada uno, un clima laboral ameno y respetuoso en el que, si bien las jerarquías, los cargos y niveles existen, esto no impide ni limita un trato horizontal de iguales.
Identificándonos como parte de esta cultura, tenemos la oportunidad de hacernos responsables de continuar promoviendo esta cultura, que nos hace una organización diferente, a través de cada espacio de encuentro. Esto nos permite crecer y desarrollarnos en un entorno laboral donde el trato no está sesgado por quien tiene más, sabe más, o circunstancialmente ocupa un cargo mayor. A partir de esto, cobra importancia la coherencia que nos permite relacionarnos con cercanía y transparencia. Pues como diría Heidegger “todos somos aquí y ahora”. Todos formamos parte de un mismo barco desde el que apuntamos a objetivos en común, cuidando el aquí y ahora en pos de un siempre mejor después.
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